Superar estereotipos de sexo en los procesos de Mediación es el gran reto de las sociedades actuales.
Rocío Bravo gálvez, mediadora.
1. ¿Dónde están nuestros orígenes?
Y es que, por más que queramos negarlo, la Naturaleza creó dos sexos para todos los seres vivos: masculino y femenino. Esto ha creado a lo largo de la Historia de todas las sociedades estereotipos de sexo basados en hábitos, formas de expresarnos y de comunicarnos que han diferenciado nuestro rol social. Dichas diferencias:
1. tienen su causa en intereses culturales, políticos y/o económicos,
2. en la mayoría de las ocasiones han marcado las necesidades, metas y objetivos de cada persona a corto, medio o largo plazo.
Sin embargo, hoy día sabemos que nacer con sexo masculino o femenino no condiciona la forma de vivir ni de expresar nuestra individualidad, ni cómo debemos sentir o pensar. Y aunque se reconoce de forma “políticamente correcta”, la realidad es que socialmente no está tan aceptado, lo que provoca el conflicto por sexo, que es diferente al conflicto de género.
VÍDEO: ¿QUÉ SON LOS ESTEREOTIPOS Y ROLES DE GÉNERO? Haz clic en la imagen para verlo.
2. Identificar conflictos de sexo o de género en el proceso de Mediación.
Existe una realidad limitante que afecta a las dos partes, aunque de modo diferente: el rol social que se impone al hombre y a la mujer por razón de su sexo condiciona la manera en que reaccionamos ante el cambio en nuestro entorno, la dificultad para adaptar nuestras necesidades y sentimientos y la forma en que gestionamos el conflicto para encontrar una solución.
Vivimos en un escenario donde los estereotipos de sexo marcan la regla, las diferencias se incrementan y entran a formar parte del conflicto. Cuando se inicia un proceso de Mediación, surge una pregunta: ¿es el género la causa real del conflicto, o es el sexo una barrera que impide llegar a su origen?
Se hace fundamental aclarar e identificar, desde el primer momento, si hay un conflicto de género (HvsM /HvsH /MvsM), o es más la postura que cada persona adopta ante el conflicto en base a los estereotipos que la sociedad impone a cada sexo.
La clave para el Mediador durante el proceso de Mediación será centrarse en la persona. Es decir, lograr que ambas partes respeten sus diferencias, y que focalicen hacia un mismo conflicto que les afecta a ambos. Aunque sus intereses sean diferentes, lo procesen bajo las características naturales de su sexo y lo expresen según sus necesidades.

Según Borisoff y Victor (1), la idea preconcebida de cómo deben comportarse hombres y mujeres acentúan las diferencias, fomentan el conflicto y dificultan la colaboración para soluciones consensuadas. En base a ello, señalan tres factores que inciden en una actitud conflictiva en función al sexo de la persona:
- “Estereotipos basados en el papel de los sexos.
- Estereotipos ligados al sexo que actúan como barreras para la gestión eficaz de situaciones conflictivas.
- Proceso de adquisición de estereotipos y adquisición cultural.“
3. El Mediador y las diferencias de sexo en los procesos de mediación.
Reconocer que para cada sexo la genética y la biología marcan unas necesidades naturales y legítimas, es el primer paso para entender que el conflicto por estereotipos de sexos es en realidad un pseudo conflicto. Y ello es así porque el sexo de una persona es una es constante a lo largo del tiempo, que solo es modificable por la necesidad de sentirse bien de cada uno.
Por otro lado, el entorno que rodea a cada hombre y a cada mujer, con independencia del tipo de relación que decidan establecer o se vean obligados a mantener, está cargado de multitud de factores que, en un momento determinado del tiempo, provocan un cambio que no siempre es positivo. Y el factor que provoca ese cambio es la variable que hay que identificar para llegar al origen del conflicto. Esto sólo será posible centrando nuestra atención en el problema que queremos solucionar, y no sobre el sexo de la persona que provoca o sufre las consecuencias del cambio.
VÍDEO: ¿SOMOS IGUALES HOMBRES Y MUJERES? Haz clic en la imagen para verlo.
En este marco, el Mediador debe desprenderse de su individualidad como hombre o mujer, y centrarse en la persona, en el ser humano que ayuda a otras dos personas (u otras dos partes compuestas por varias personas), para encontrar el origen del conflicto, que suele estar en unas necesidades insatisfechas por el cambio negativo en las circunstancias y el entorno.
De esta manera el Mediador, desde una imparcialidad y neutralidad aplicada a sí mismo y a su propia identidad, restablece la legitimidad de la diferencia:
porque se centra en la variable que ha provocado el cambio, da protagonismo a la persona e identifica como pseudo conflicto la constante del sexo
4. El bloqueo de la comunicación por estereotipos de sexo en el proceso de Mediación.
Los estereotipos de sexo son una de las razones que más influyen en el bloqueo de la comunicación y, por tanto, del proceso de Mediación.
¿Por qué? Porque nos centramos en la constante del sexo, algo que no podemos cambiar, y nos olvidamos de la variable que ha provocado el cambio, que sí podemos modificar. ¿Cómo? Utilizando los elementos de comunicación para atacar y defender, en vez de para cooperar y solucionar.
Si utilizamos los elementos gramaticales, de expresión (verbal y escrita) y de lenguaje corporal para reforzar la idea de que el sexo es la causa del conflicto porque no se cumplen los estereotipos sociales o los roles asociados a cada sexo, estaremos olvidando lo esencial de un conflicto: necesidades insatisfechas, sentimientos dolidos y relaciones rotas.
La comunicación debe ayudar a conectar con las necesidades para llegar a la variable que ha provocado el cambio en las dos personas.
El Mediador ayuda a romper la barrera que bloquea la comunicación y dificulta el cambio de actitud necesario para que las partes acepten un enfoque diferente del conflicto y quieran buscar una solución. Ayuda a reformular en positivo las diferencias de sexo, que se transforman en el mejor elemento que favorece la empatía, la escucha activa y la cooperación.
¿Cómo? Eliminando de la comunicación verbal, no verbal y escrita el vocabulario, las expresiones y los gestos peyorativos. Sencillo de plantear pero difícil de ejecutar…
5. Elementos de comunicación asociados al sexo.
Borisoff y Victor (1) nos presentan elementos de expresión que ayudan a identificar las diferencias de sexo como un conflicto de género o como una barrera relacional con origen en estereotipos:
1.” Diferencias verbales vinculadas al sexo y sus efectos sobre la gestión de situaciones conflictivas.
- Vocabulario.
- Expresiones limitativas.
- Evasivas.
- Frases de relleno.
2. Diferencias sintácticas y estructurales, y contextos verbales.
- Muletillas.
- Solicitudes compuestas.
- Control del tema.
- Interrupciones y suposiciones.
3. Efecto de la comunicación no verbal vinculada al sexo sobre el comportamiento de situaciones conflictivas.
- Espacio (entre las personas).
- Cinesia (lenguaje corporal) y Oculesia (contacto visual).
- Háptica (contacto físico).
- Paralenguaje (tono de voz, modulación de voz, etc).”
6. Bibliografía.
“Gestión de conflictos. Un enfoque de las técnicas de comunicación”. Autores: Deborah Borisoff y David A. Victor. Ediciones Díaz de Santos. 1º edición en España en 1991. ISBN (2): 0131675036 / 8487189873
“…Hasta que las personas puedan prescindir de los estereotipos ligados al sexo que perciben, definen y limitan el papel y la conducta de ambos sexos, las actitudes estereotipadas sobre la forma en que las personas abordan y resuelven los conflictos continuarán constituyendo una barrera que se opondrá a cualquier tipo de comunicación productiva…“
Borisoff y Victor. “Gestión de conflictos. Un enfoque de las técnicas de comunicación”.